En el verano del año 2016 Luvo Manyonga había tocado el cielo. Se había colgado una plata en los Juegos Olímpicos de Río y estaba dejando su sello como uno de los mejores saltadores de longitud del siglo XXI. Solo un año después logró su plusmarca personal con un vuelo hasta los 8,65 metros y se coronó campeón mundial. Sin embargo, entonces no quería ver que su adicción a las drogas le arrastraría a los infiernos durante un largo tiempo.

El sudafricano ya había atravesado problemas con su adicción en el pasado. Un mes antes del Mundial de Londres 2017 había entrado en un proceso de rehabilitación. Sin embargo, el oro en la competición reforzó su idea de que podía gestionar cómo consumir y competir a un alto nivel.

"Me decía 'Estás bien. Lo has hecho antes y has vuelto a los grande'"

"Cuando estaba colocado con las sustancias tenía la mentalidad que me decía 'Estás bien. Lo has hecho antes y has vuelto a los grande'. Pero me mentía. La verdad es que eran las drogas las que hablaban con mi cerebro", explica en una entrevista concedida a la cadena británica BBC sobre un consumo que había comenzado antes de soplar 20 velas en su tarta de cumpleaños.

La realidad golpeó a Luvo Manyonga varias veces, aunque no quería abrir los ojos. Sus continuos vaivenes le hicieron que fuera sancionado durante meses sin poder competir después de no estar localizable para tres pruebas antidopaje de la Agencia Mundial Antidopaje.

Luvo Manyonga pierde a su madre y a su entrenador

En ese periodo ocurrió el desencadenante que le haría caer al punto más bajo. Joyce, su madre, murió. La mujer que había criado a dos niños y una niña en la ciudad de Mbekweni, un lugar con reputación de ser un nido de drogas y violencia.

Ya no estaba para velar por ellos. El sudafricano había perdido su luz en la vida fuera de las pistas. De nada le servían sus récords y su título de campeón mundial. Y entonces se sumergió en los infiernos.

"Podría haber perdido con facilidad la vida. Hacía muchas cosas alocadas"

"Después de lo mi madre las cosas fueron muy cuesta bajo para mí. Usaba las drogas para no sentir el dolor. Todos los días tenía una dosis para nublar mi cabeza y no saber ni que día era. Podría haber perdido con facilidad la vida. Hacía muchas cosas alocadas", ha confesado Luvo Manyonga sobre unos tiempos en que tuvo problemas con las mafias locales. "No me gustaría mencionar (todo lo que hice)... algunas de esas cosas que hacen los yonkis como robar, hacer puentes a los coches, asaltar casas. Era una especie de matón por cómo me había perdido con las drogas", ha reconocido.

A pesar de su caída, seguía teniendo la esperanza de seguir saltando lejos en las competiciones. Sin embargo, otro impacto golpeó su vida: su entrenador murió en un accidente de tráfico. Había perdido el último referente y nadie parecía poder frenarle. Finalmente, un control antidopaje encontró metanfetamina en su organismo y el período de castigo sin competir se acumuló hasta diciembre del año 2024. Demasiado tiempo para el atleta que cumplirá 32 años el próximo enero.

Actualmente, Luvo Manyonga vive en casa de otra persona. No tiene agente, número de teléfono propio, correo electrónico o redes sociales. Los periodistas de la BBC le lograron localizar en una zona rural del norte de Sudáfrica donde su medalla de plata olímpica poco puede hacer por él. Especialmente porque se enfrenta a un reto mayor que cualquiera de sus objetivos deportivos. Así se lo contó a la BBC: "La vida ha sido dura, no voy a mentir. Pero soy un tipo fuerte. Esta es mi realidad y no puedo escapar de ella. Lo único que tengo hacer ahora es encontrar a Luvo. No al campeón mundial. No al yonki. A Luvo. Si encuentro a esa persona las cosas volverán a su lugar".

Headshot of Javier Bragado

Javier Bragado es experto en nutrición y otros temas de salud. Trata de mantenerse al día con nuevas investigaciones para divulgar los últimos descubrimientos y tendencias en esta web. Además, cuenta con la presión de una familia con dietistas-nutricionistas y crosfitteros, así que más le vale ser preciso con lo que escribe sobre alimentación y fitness. 

En el plano profesional, cuando no existían los 'podcasts' Javier Bragado trabajó en varias radios (Onda Cero, Cadena Ser), aunque ahora su producción se concentra en la escritura en web. De hecho, es bastante habitual encontrarlo como autor de textos (a veces extralargos) sobre actualidad polideportiva después de dos décadas de experiencia en la agencia EFE y en la agencia Colpisa. Con especial atención a los perfiles menos convencionales en el deporte como el ciclismo, tenis, fútbol y atletismo de cualquier género. 

Licenciado por la Universidad Complutense completa su perfil de periodista con su posterior carrera de Geografía e Historia en la UNED, por lo que es frecuente verle redactar sobre grandes y pequeños personajes de la humanidad, investigaciones y estudios sobre el pasado.

Se apoya en sus conocimientos académicos y respeto por los profesionales de la historia y sus fuentes. Lo que no está reñido con su ecléctica afición a la lectura de libros y cómics orientales y occidentales. 

Por otra parte, Javier Bragado también es un amante de experimentar el deporte en primera persona y ha practicado un par de artes marciales y deportes de combate en su juventud, aunque sin experiencia en competición.  

Si te has encontrado con un reportaje firmado por él sobre John Wick, Jean-Claude Van Damme, Michele Yeoh y la comunidad del cine de acción, que sepas que está entre quienes disfrutan de esas coreografías de reparto de caramelos. No obstante, ahora le ha dado por la natación, porque ya no es joven y prefiere que no le golpeen en la cabeza mientras cuida su cardio. 

Si ves algún error en uno de sus textos puedes hacérselo saber por alguna de sus redes sociales porque siempre está dispuesto a agradecer estos avisos (y corregir cuando es necesario). Por si acaso, comprueba que el segundo apellido es "Herrero" para no confundirlo con el excelente fotógrafo del mundo de la música Javier Bragado. Y si tienes algún problema que necesites solucionar por otras vías, contacta con el Equipo A, que ellos son los expertos en ese campo.