¿Qué haces cuando sales a correr y te das cuenta de que otro corredor decide competir contigo? ¿Seguir tu plan y tu ritmo? ¿Aceptas el reto? ¿Te enfrentas al otro?

Es una prueba difícil, y las apuestas son mucho más altas cuando los dos participantes son corredores de ultrafondo que baten récords recorriendo toda Australia desde Fremantle, en el suroeste, hasta Sídney, a 4.828 km de distancia, en la costa este. Si a esto le añadimos una rivalidad importante (al menos por parte de uno de los corredores), tenemos la receta para algo maravilloso y un tanto extraño. Esto es lo que ocurrió en agosto de 1973.

Tony Rafferty tenía 34 años cuando se propuso ser el primero en cruzar corriendo su país de adopción. El especialista en distancias nacido en Belfast ya había sido noticia, entre otras cosas, por correr de Adelaida a Melbourne (748 km en ocho días) en 1972, y por convertirse en el primer hombre en correr de Sídney a Melbourne (1.059 km en 17 días) en enero de 1973. Buen conocedor de los medios de comunicación, sabía que más era mejor. "Era una evolución natural intentar algo más grande, algo que no se hubiera hecho antes", dice a Runner’s World este corredor de, hoy, 84 años. Y entonces, a las 7:45 de la mañana del 4 de agosto de 1973, Rafferty empezó a correr.

Una semana más tarde, un tal George Perdon empezó a perseguirle. El que en aquel momento fue, en palabras de Rafferty, "probablemente el mejor corredor de ultrafondo del país" era la antítesis del locuaz norirlandés. A sus 49 años, Perdon era una leyenda de las carreras de resistencia: el antiguo corredor de pista y maratón, de Rutherglen (Victoria), ya había batido récords de 80, 129 y 161 km. Corría 30 kilómetros todos los días, y le encantaban los retos, pero algo de Rafferty parecía molestarle.

"Yo debía de tener el don de atraer a los medios de comunicación más que George, porque nuestras personalidades son muy opuestas", cuenta Rafferty, reflexionando sobre las razones de la aparente competitividad del australiano. "Creo que eso molestó a la gente que le rodeaba: que hubiese un gran corredor y que yo estuviese recibiendo mucha publicidad".

tony rafferty, en el inicio de la carrera de sidney a melbourne
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Tony Rafferty, en el inicio de la carrera de Sídney a Melbourne.

Pero Perdon tampoco era reacio a difundir su mensaje en la prensa. Una semana antes de salir Rafferty, Goerge declaró al periódico The Age que le daría una semana de ventaja: "Rafferty estaría loco si no aceptara. Solo tendría que caerme y hacerme daño y él cobraría los 5.000 dólares". (Maurice Nathan, presidente honorario de la liga de fútbol de Victoria, había anunciado ese premio para el primero que llegara a Sídney.) Rafferty respondió: "Si el señor Perdon quiere desafiarme, será bienvenido, pero correrá por su cuenta, porque esto no es una carrera. Lo afronto como una prueba de resistencia y es algo en lo que he estado pensando durante años".

Es posible que Perdon jugara un poco al despiste: hace tiempo que se cree que no pudo conseguir días libres en el trabajo y que, por tanto, no pudo llegar antes a Fremantle. Pero su intención era clara: "Pienso correr 100 km diarios y hacer los 5.000 en 51 días. Rafferty tiene previsto tardar 75 días. Espero alcanzarle cuando lleguemos a Adelaida". Es una distancia de unos 2.704 km. En una entrevista anterior, Rafferty dijo que desconocía las condiciones de esa ruta, "así que no sé lo que me espera… quizá sea mejor así". Pero había corrido hasta 65 km al día para prepararse y se sentía en mejor estado físico que nunca. Lo que no esperaba es que alguien le siguiera.

La ruta de Rafferty le llevaría por Australia Occidental, el estado más grande del país, pasando por lugares como Kalgoorlie, Norseman y Balladonia. Después, Australia Meridional, donde seguiría la Eyre Highway hasta Port Augusta y bajaría hasta Adelaida. Luego se adentraría en Victoria, hacia el sur, hasta Melbourne, antes de virar al noreste para llegar a Nueva Gales del Sur y terminar en Sídney. No se hacía demasiadas ilusiones. "Al final estaré destrozado físicamente y tardaré meses en recuperarme, pero estoy dispuesto a aguantar lo que venga", dijo justo antes de salir.

Tenía razón, pero a medias. En agosto es invierno en Australia y las fuertes tormentas no son inusuales. El tiempo era terrible cuando Rafferty salió de Perth el 4 de ese mes. El granizo le golpeó casi horizontalmente cuando se aproximaba a la ciudad de Northam, a 100 km. Luego, al cruzar un puente, una ráfaga de viento levantó al corredor, de 1,70 metros de altura, y su masajista, Murray Chapman, lo tuvo que agarrar para evitar que cayera al río. "Me dio un susto de muerte", contó. Y aquella no fue la única vez en la que tuvo que enfrentarse a las inclemencias del tiempo.

Chapman formaba parte del grupo de apoyo de seis personas. La esposa de Rafferty también estaba presente, junto con su mánager y relaciones públicas, John Williams. Le siguieron en dos coches, con uno remolcando una caravana de ocho literas.

Los patrocinadores asumieron algunos gastos, pero la gran extensión del país planteaba problemas logísticos que el dinero no podía resolver. Uno de ellos era la comida. "Vivíamos a base de conservas (atún, salmón), pan y huevos", explica Rafferty. Muchas veces, "un miembro del grupo de apoyo recorría 100 km o más hasta un bar de carretera o una vivienda privada para conseguir leche y agua. A medida que avanzaba la carrera y los propietarios de la zona se iban enterando de nuestra presencia a través de los medios de comunicación, teníamos más variedad de alimentos".

george perdon durante su carrera el 21 de septiembre de 1973
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George Perdon durante su carrera el 21 de septiembre de 1973

Perdon iba acompañado por un road manager, dos conductores y un cocinero, y dijo que "comía y bebía de todo". Según informes posteriores de la prensa, para desayunar comía tres huevos escalfados y en la comida otros tres. Al levantarse a las 5 de la mañana, "recorría una media de 11 km/h y bebía unos 120 ml de agua por hora. Si no, los músculos de las piernas se deshidratan". Ambos hombres tuvieron que enfrentarse a un calor implacable, una luz deslumbrante (que provocaba fatiga visual), lesiones, ampollas, agotamiento, rozaduras, falta de ánimo y aburrimiento, que Rafferty decía contrarrestar con "ejercicios de yoga mental".

También gozó del paisaje, que fue más de lo que Perdon pudo hacer (se rompió las gafas dos días después de salir de Perth y tuvo que llevar bifocales durante casi toda la carrera). "No he visto muchos paisajes", dijo Perdon en un momento dado. "Pero he visto muchos guijarros y piedras". Puede que Rafferty y su equipo lo supieran, pero las dificultades de Perdon no importaban. Estaban decididos a ignorarle.

El 13 de agosto, The Sydney Morning Herald informó de que Rafferty estaba descansando en Coolgardie, a unos 554 km de Perth, mientras que Perdon se había detenido en Cunderdin, a unos 161 km de la misma ciudad. Perdon había sido fiel a su palabra y corrido unos 97 km al día, mientras que Rafferty cubría 72 km y tardaba de 8 a 10 horas. "Estamos ignorando totalmente a Perdon", dijo Williams. "Nos negamos a convertirlo en una carrera".

Ambos corredores tuvieron que enfrentarse a un calor implacable

Rafferty tenía asuntos más urgentes en los que ocupar su mente y su cuerpo. Cinco días más tarde, llegó al comienzo de la llanura de Nullarbor, que recorre 1.207 km desde Norseman, en Australia Occidental, hasta Ceduna, en Australia Meridional. Nullarbor significa ‘sin árboles’, y aún hoy se aconseja a quienes la atraviesan que lleven gasolina para repostar, además de agua y comida en abundancia. En 1973, nadie había cruzado corriendo esta llanura, remota y árida.

Durante las primeras etapas de la travesía, Rafferty corría por la mañana para evitar el calor más intenso, descansaba desde el mediodía hasta las 3 de la tarde y volvía a correr hasta las 11 de la noche. "7 u 8 horas de sueño me parecían buenas para recuperarme", afirma. Mi grupo de apoyo creía que necesitaba más. Yo dije que no. Sabía lo que me convenía después de mi experiencia en las carreras en solitario de Sídney a Melbourne".

Hubo días que los vientos huracanados o los aguaceros limitaban su kilometraje, igual que a Perdon, que varias veces no pasó de 16km. Parte de la ruta transcurría por carreteras sin asfaltar, llenas de baches que se inundaban con la lluvia. "El barro era muy espeso y algunos de los baches se hundían hasta un metro", escribió Rafferty en su libro 'It’s Not Only Running'. Cuando sus pies volvieron a tocar una superficie sellada, se arrodilló y la besó.

La gran cacería

El 24 de agosto, Rafferty se convirtió en el primer hombre en cruzar corriendo Australia Occidental. Había recorrido 1.558 km en tres semanas, y seguía recorriendo una media de 72 km al día, aunque a veces llegaba a los 97 para ponerse al día tras las inclemencias del tiempo. Perdon iba unos 160 km por detrás, y había dicho que alcanzaría a Rafferty a lo largo de la llanura de Nullarbor. Eso no pasó, pero estaba ganando terreno. Su ritmo diario era extraordinario, pero había tomado una ruta ligeramente diferente. Además, Rafferty estaba obligado a dar charlas, firmar autógrafos y cumplir otros acuerdos de patrocinio locales. Él y su equipo seguían insistiendo en que ignoraban a Perdon, pero eso pronto sería imposible. Y no solo porque el hombre mayor estuviera cada día más cerca.

Cuando Rafferty llegó a Port Augusta, Perdon estaba a tan solo 60 km. Era 5 de septiembre y Rafferty seguía a rajatabla su guion de no competir. Dijo que solo le interesaba establecer un nuevo récord mundial de larga distancia. El corredor británico Bruce Tulloh había cruzado EEUU en solitario en 1969 (4.628 km) en algo menos de 65 días, mientras que la carrera más larga registrada data de 1929, cuando el finlandés Johnny Salo ganó la transcontinental Nueva York-Los Ángeles (5.850 km) en 79 días.

Al día siguiente, se confirmó que Rafferty había perdido 5kg, pero seguía sintiéndose muy en forma. Perdon siguió recortando distancias, así que Rafferty cambió de rumbo. "Decidí hacer una carrera para llegar el primero a Adelaida", dice. "Sabía que nada le detendría en su ambición de ser el primero en llegar a Sídney".

tony raffferty durante su reto el 28 de septiembre de 1973
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Tony Raffferty durante su reto el 28 de septiembre de 1973

Rafferty corrió 101km en un día para adelantarse al hombre que ya no podía ignorar, y llegó a Adelaida a las 3:20 de la madrugada del 8 de septiembre. Se dio un baño caliente y durmió bien. Esa misma mañana, de camino al hipódromo de Cheltenham Park, donde iba a ser el invitado de honor, vio a un corredor que se acercaba por el otro lado de la carretera: "Perdon, delgado y en forma, se acercaba saltando hacia el centro de la ciudad. Le levanté la mano en señal de amistad. Pero él ignoró el gesto". Puede que hubiera alguna razón para ello.

Ese mismo día, el periódico The Sydney Morning Herald publicó: "Corredores en una batalla legal". Un abogado que representaba a Rafferty solicitaba una orden judicial que impidiera a Perdon "hablar y publicar falsa y maliciosamente palabras del demandante y relativas a él en el ejercicio de su profesión como corredor profesional". Después de tantos años, Rafferty no quiere entrar en detalles sobre el suceso, pero destaca los "movimientos del grupo de apoyo de Perdon y su incredulidad acerca de mis capacidades como corredor de ultradistancia". También habla de "comentarios difamatorios y demás". Los detalles siguen sin estar claros y no menciona el asunto en su libro, pero aunque el recurso a los tribunales generó malestar, no afectó a su carrera. Dos días después, George Perdon adelantó a Tony Rafferty.

Ambos corrían por el exuberante valle de Barossa, en Australia Meridional. Rafferty corría con más fluidez y recuperaba parte del peso que había perdido al cruzar la llanura de Nullarbor. Todavía no había gastado ninguno de los 12 pares de Adidas SL72 que le regaló el gran corredor Ron Clarke. Se dice que Perdon se llevó 14 pares de zapatillas, que a menudo tenía que volver a calzar debido a su forma de andar arrastrando los pies. Recortó la parte de los dedos de un par de ellas para aliviar la hinchazón de sus pies. Pero mantuvo su posición.

george perdon con el ministro de deportes de australia
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George Perdon con el Ministro de Deportes de Australia

Los dos hombres cruzaron el estado de Victoria, pero estaba claro que, salvo lesión, Perdon llegaría a Sídney antes que Rafferty. Así que un nuevo plan tomó forma. De camino a Swan Hill, a unos 338 km de Melbourne, el mánager de Rafferty se unió a él en la carretera. "Su expresión facial sugería una conversación seria", recuerda Rafferty. "Queremos que corras hasta Surfers Paradise, en Queensland". Rafferty aceptó. Correría hasta Sídney y continuaría unos 900km más hasta el centro turístico de Gold Coast. Si lo conseguía, habría recorrido 5.932km, la distancia más larga jamás recorrida. Lo más importante era que no se anunciaría el plan hasta llegar a Sídney.

El 18 de septiembre, Perdon llegó a Melbourne con 15 minutos de antelación para asistir a una ceremonia en su honor en el ayuntamiento. Se sentó y esperó a que llegara el alcalde de la ciudad. Mientras tomaba una cerveza, dijo que la carrera no serviría para nada, "salvo quizá para su satisfacción personal". Al día siguiente salió hacia Sídney, justo cuando llegaba Rafferty, donde le volvieron a preguntar por la ‘carrera’: "Es todo una gran tontería", dijo a los periodistas. "¿Cómo puede ser una carrera? Ni siquiera estamos recorriendo el mismo camino".

Cuatro días después, Perdon entró en Nueva Gales del Sur. Los periodistas le preguntaron si sabía dónde estaba Rafferty. Su respuesta lo dijo todo: "Me da igual dónde esté. No mencionaré su nombre o podría recibir otra orden judicial. Todo lo que sé es que yo estoy aquí y él está ahí detrás". A estas alturas, Rafferty iba perdiendo por unos 80 km. Un día entero de carrera. Y así siguieron las cosas.

la ruta de tony rafferty
Runner's World Espana

Perdon llegó a Sídney el 27 de septiembre, unos 4.651 km, 47 días después de partir y cuatro días antes de lo previsto. Terminó en el ayuntamiento de Sídney a las 12:40 y corrió hasta Circular Quay, donde vació en el puerto un recipiente de agua recogida en el océano Índico, en el otro extremo del país. No pudo resistirse a una última burla dirigida a su adversario: "No es un buen día para los irlandeses".

Rafferty llegó a Sídney al día siguiente. Su mánager observó que Perdon había seguido una ruta diferente, lo que significaba que Rafferty había recorrido más distancia: 4.752 km. Y no había terminado. Siguió hacia el norte por la autopista del Pacífico, y cuando llegó a la ciudad de Mooney Mooney había recorrido 4.828 km.

Cuando ya solo quedaba un corredor, el interés de los medios disminuyó un poco. Hay menos historias que siguen el progreso de Rafferty por la costa de Nueva Gales del Sur y Queensland, a pesar de que había aumentado su distancia diaria a 80km y estaba a punto de establecer un récord de distancia. El 10 de octubre, desde la ciudad de Grafton, a 314 km de Brisbane, Williams dijo que su hombre aún confiaba en completar la carrera, pero que empezaba a mostrar signos de agotamiento. Cinco días después, llegó a Brisbane. Un periódico anunció el acontecimiento con un artículo de 60 palabras en medio de la segunda página. ¿El titular? "La carrera del maratón llega a su fin".

"Si no corro siento que me estoy perdiendo algo"

El 16 de octubre, Rafferty volvió a Surfers Paradise, donde una gran multitud le animó tras terminar su viaje de 5.932 km. Hubo una pequeña celebración y, después, Rafferty, que había corrido durante 74 días y 8 horas, se fue a un hotel y durmió. Había hecho lo que se había propuesto, pero también lo había hecho George Perdon.

Años después, los dos siguieron corriendo grandes distancias y batiendo en ocasiones los récords del otro, pero Rafferty mantuvo un perfil más mediático. En 1979 fue el primer hombre en cruzar corriendo el Valle de la Muerte (California) en verano. Recorrió 200 km a través del que se denomina el lugar más caluroso de la tierra en 2 días y 7 horas, con temperaturas que llegaron a alcanzar los 51 °C. Fue portador de la antorcha en los Juegos Olímpicos de Sídney de 2000, y en 2002 recibió la Medalla de la Orden de Australia por sus servicios al ultrarunning.

tony rafferty y george perdon en la salida de un maratón en melbourne en 1983
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Tony Rafferty y George Perdon en la salida de un maratón en Melbourne en 1983

Por improbable que parezca, Perdon y él se hicieron amigos más tarde, por respeto mutuo a sus respectivos logros y porque ambos habían hecho mucho por dar a conocer el ultrarunning en Australia. "Disfrutamos mucho de la compañía del otro durante mucho tiempo", afirma Rafferty. Perdon murió de cáncer en 1993, con 68 años. Rafferty fue al funeral, invitado por su familia.

No podían ser más diferentes en cuanto a personalidad, pero les unía una devoción común por correr distancias extraordinarias, y entendían que era intrínseco a su forma de ser. Perdon dijo en una ocasión: "Si [correr] fuera un trabajo pesado, no lo haría. Si no corro, siento que me estoy perdiendo algo". Rafferty, más filosófico y con más facilidad para las frases rotundas, lo expresó así: "La vida se vive mejor si tienes un reto, y a mí me encantan estos retos físicos y mentales". Diferentes palabras, un mismo sentido.

Este artículo aparece en la revista en papel de Runner's World de otoño de 2023.

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