La atleta que esquiva las competiciones, se pone pocas veces un dorsal, pero cuando lo hace es para dejar al mundo boquiabierto. Es lo que hizo Sydney McLaughlin en las primeras horas del mes de julio, aún junio en su estadio fetiche, el Hayward Field de Eugene, donde ha firmado cuatro de los cinco récords mundiales que ya la contemplan en los 400 metros vallas antes de que el 7 de agosto, en plenos Juegos Olímpicos de París, alcance los 25 años.

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Patrick Smith//Getty Images

McLaughlin, destinada a la calle 5 de la final del Campeonato de atletismo de Estados Unidos, apenas entrada a la recta se había comido prácticamente la compensación con Anna Cockrell y con Shamier Little. Atacó la primera valla con la pierna derecha, las tres siguientes con la izquierda, y desde ahí con la derecha hasta el final. Cuando pasó los 200 metros en 24,41s, su victoria ya parecía clara. En los 300m, no se le atisbaba rival, pero su figura no se descompuso siquiera donde todas sufren, en la última recta de la vuelta a la pista. Corrió la última curva en 13,12s y la última recta en 13,13s, exactamente igual, mientras las rivales no bajaban de 14.

Para McLaughlin las vallas de 76,2 centímetros son casi un juego de niños, un obstáculo que no le supone ningún problema. McLaughlin paró el cronómetro en 50,65 segundos, tres centésimas menos que su marca de hace dos años en el mismo escenario en el Mundial de Eugene, con 50,68s, un tiempo tan impresionante que muchas cuatrocentistas puras que competirán en París no lo alcanzarán en la vida.

En realidad, no se vislumbra donde podrá llegar, porque la discípula de Bob Kersee solo ha corrido dos pruebas de 400m. vallas desde entonces y hasta estos Trials Olímpicos. 51,68s en Hungría ese mismo verano, 52,70s en Atlanta hace poco más de un mes y ya 53,07s y 52,48s en los dos trámites en Eugene hacia la final. La propia McLaughlin no parecía tener grandes expectativas. "Sinceramente, no me lo esperaba, estoy en shock", acertó a decir a la NBC, y su gesto llevándose las manos a la cara no desmentía la sensación de sorpresa.

McLaughlin, que apostó por los 400 metros lisos el año pasado, podría conseguir en realidad hasta cuatro oros en París si doblara prueba y entrara en los dos relevos 4x400m y los 400m, donde el pasado 9 de junio corrió en Nueva York en 48,75s, la carrera más rápida del año, pero sin las grandes ambiciones de otros de sus compañeros de equipo como Noah Lyles, parece que se conformará con las vallas y quizá solo uno de los dos relevos. Aunque la NBC, la televisión que paga los derechos olímpicos en Estados Unidos, tiene claro que ella es la estrella, y por eso su final fue la que cerró más de una semana de Trials, y acumula más de un millón de seguidores en Instagram, no aparenta sentirse demasiado cómoda con la exposición pública.

Un año fuera de los 400 metros con vallas, una prueba donde coger el ritmo es fundamental, no parecen haber hecho mella en su capacidad. En la final, sacó más de dos segundos a las dos atletas que le acompañarán en los Juegos Olímpicos de París, Anna Cockrell (52,64s) y Jasmine Jones (52,77s), y eso que las dos corrieron la prueba más rápida de su vida. Dalilah Muhammad, de 34 años, llegó sexta en 54,27s y no será olímpica, pero Cockrell se acordó de ella. "Tu revolucionaste esta prueba, tu mentalidad y tu competitividad han sido un ejemplo para nosotros", expresó para recordar que Muhammad batió en 2019 el récord mundial de la rusa Yulia Pechonkina con 52,20s, lo rebajó cuatro centésimas más en el Mundial de Doha y desde entonces la prueba entró en otra dimensión.

McLaughlin batió el récord de Muhammad en los Trials Olímpicos de 2021 con 51,90s, rebajó la marca con el oro en los Juegos Olímpicos de Tokio en 51,46s, y al año siguiente volvió a repetir operación: campeonato americano y Mundial, siempre en Hayward Field: 51,41 y 50,68s, un salto supersónico. Y con ella (9), Femke Bol (8) y Muhammad (3), en cinco años las tres acumulan las 20 mejores marcas de la historia. Y lo que esté por llegar este verano.

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Headshot of Ismael Pérez

Ismael Pérez es periodista experto en atletismo y deporte olímpico. Se enganchó en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004 y desde entonces es feliz siguiendo competiciones desde la tribuna de prensa, hablando con los deportistas, siguiéndolos en las redes sociales y contando historias, aunque también saliendo con la bicicleta o saltando en un concierto.

Estudió la Licenciatura de Periodismo en la Universidad de Valladolid y tiene un Máster en Periodismo y Comunicación Digital en la EAE Business School de Madrid. Ha vivido en Turín y Roma y ha cubierto actualidad de todo tipo en El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, Televisión Castilla y León, Rome Reports y trabajado la comunicación corporativa en Burson Cohn & Wolfe. También ha escrito sobre grandes campeonatos de atletismo en Somos Olímpicos, Vavel o Foroatletismo y ha intervenido en la IAAF Global Running Conference en Lanzhou (China).

Con una trayectoria de más de una década en el oficio, lleva desde 2019 vinculado a Runner's World, Men's Health y Women's Health en Hearst Magazines y escribiendo sobre actualidad del atletismo de competición, carreras populares, triatlón, trail running, olimpismo aunque a veces también le ha tirado al ciclismo, la escalada, la vela, la natación, el tenis, el piragüismo, el judo, el snowboard…o cualquier cosa que tenga hueco en los Juegos Olímpicos (que no Olimpiadas).