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Hace ya 6 años del partido de benéfico entre celebrities sudafricanas que acabó con la proyección incalculable de la carrera de Wayde van Niekerk. El prodigioso cuatrocentista, que en los Juegos Olímpicos de Río 2016 batió el récord del mundo de Michael Johnson por la calle 9, sufrió una rotura media y lateral del menisco y el desgarro del ligamento cruzado anterior en su rodilla derecha en lance fortuito en ese partido de famosos: rodilla completamente destrozada.
El joven talento que voló hasta los 43,03 segundos a los 24 años no volvió a superar la barrera de los 44 segundos desde la lesión, de la cual volvió en el año 2020, ya durante la pandemia. El sueño de bajar de 43,00s queda pendiente para el siguiente superclase que aparezca. En su persistente intento por regresar a su mejor nivel, Wayde van Niekerk ha chocado con la misma puerta en innumerables ocasiones; entre las lesiones y la inmisericorde exigencia de los 400 metros, el sudafricano no ha vuelto a acercarse al estado de forma que le convirtió en eterno sobre el tartán azul de Río 2016. El gran rayo de luz tras el tormento de la lesión fue su 44,08s en Polonia, en julio del año pasado.
Sin embargo, la temporada 2024 de Wayde van Niekerk ha sido muy complicada de predecir. Aportó a la plata mundial de Sudáfrica en los 4x400m en los World Relays y llegó a registrar un tiempo de 44,74 segundos en Nueva York al inicio del mes de junio. Ritmos cada vez más cercanos a los 44 segundos para competir en los 400 metros de París 2024. Su preparación más exhaustiva, eso sí, fue en los 200 metros. Su pico, en el Mitin de Vallehermoso, donde asomó hasta los 20,29 segundos, lejanos a su marca personal de 19,84s, también previa a la lesión. Si le sumamos a su currículum los 9,94 segundos que tiene como marca personal en los 100 metros, concluimos que el sudafricano es uno de los velocistas más talentosos y polivalentes de todos los tiempos.
Su camino a París 2024 ha terminado con una decisión, para muchos, sorprendente. El plusmarquista mundial de 400 metros, campeón olímpico en Río 2016, decidió competir únicamente en los 200 metros lisos. En su paso por las series en la jornada del domingo, sin sustos: 20 segundos y 42 centésimas, para ser tercero de su serie y pasar a semifinales sin repescas. No parece favorito a colgarse una medalla en París, pero, por primera vez en mucho tiempo, esboza una sonrisa al terminar la carrera.
Tal y como reporta el periodista Chris Chavez en X, el sudafricano atendió a los medios para hablar de su decisión de ser olímpico en el doble hectómetro: "Para mí, fue una decisión basada en intentar volver a un punto en el que disfrute del deporte y encontrar la paz que tanto me ha ayudado. Creo que esa fue la gran decisión y la razón por la que estoy hoy aquí".
En una descripción desoladora de su talento en el 400m como prácticamente una condena, confesó su dura relación con la disciplina: "Nunca los disfruté. Nunca fue una de mis favoritas, pero ha sido la mayor bendición de mi vida, así que no puedo quejarme. Es un evento muy duro". Cuando le preguntan, de nuevo, por su récord del mundo, busca volver al presente: "Casi forzado, he visto la carrera muchas veces. No soy alguien que se quede mucho en el pasado. Creo que la competencia crece tan rápido sobre lo que fue que tienes que concentrarte en el momento. Para mí, es mejor estar enchufado en el presente y ver qué me depara el mañana".
Caiga en semifinales como se espera o dé una sorpresa y acceda a la final de los 200 metros, París 2024 será un punto de inflexión total en la turbulenta carrera de Wayde van Niekerk. Con 32 años cumplidos, podrían ser sus últimos Juegos Olímpicos, y ha escogido por fin la opción que más disfrutable hace para él la experiencia. Un disfrutar que el sudafricano encontraba en la victoria y que, tras un trágico partido de exhibición de rugby, debe buscar ahora en una prueba en la que no destaca como antaño. El elegido para bajar de 43 segundos en la vuelta entera al anillo sonríe de nuevo, entre atletas más rápidos, corriendo la mitad de la distancia y sin pensar en todo lo que pudo ser y vio truncado.
Álvaro García es un estudiante de periodismo de la Universidad Complutense de Madrid cuya pasión es la comunicación y el deporte. Sobre todo la comunicación deportiva.
Se enamoró del deporte a los tres años, viendo los Juegos Olímpicos de Beijing en un hotelillo de Fuerteventura. Desde que le regalaron una máquina de escribir a los 12 años no ha parado de hacer artículos sobre todas las disciplinas deportivas que conoce. De esta forma se dio cuenta de que quería ser periodista muy temprano y decidió fundar su propia revista deportiva, Chapman. Revista en la que tratan temas relacionados con la actualidad deportiva del fútbol, baloncesto, tenis y atletismo, entre otras especialidades.
Gracias a ello ha estado acreditado en competiciones de RFEA y World Athletics, mundiales FIBA, Liga ACB, mundiales de hockey hielo, de X-Trial, partidos de rugby en el Metropolitano y muchos otros eventos que antes seguía por televisión.
Tiene la costumbre (o manía) de ir estrechando manos y presentándose a colegas y deportistas. Y es un aficionado al deporte de domingos, el de ver en el sofá y el de jugar con amigos en el primer terreno que se preste.
Actualmente lleva las redes de Runner’s World y escribe sobre actualidad del mundo del atletismo los fines de semana.