BOSTON (ESTADOS UNIDOS). La iglesia de estilo neogótico y de culto protestante Old South Church se hace llamar también 'la de la línea de meta'. Situada en el número 645 de Boylston Street, con banderas que saludan a la comunidad LGTB+, su imponente torre y su puerta se alinean frente a la Biblioteca Pública y la llegada del Maratón de Boston, donde cada domingo previo a la carrera tres ceremonias a las 9, 11 y 13h de la mañana reciben con música de gaitas, tambores y un órgano a los maratonianos, los reconoce y allí todos rezan para correr libres de lesiones. "Que corran y no se cansen, caminen y no desfallezcan", en palabras del profeta Isaías.

Si el maratón es una religión, Boston es su meca, una experiencia casi mística para los 30.000 corredores –18.062 hombres y 13.640 mujeres– de 128 países que este lunes, Día del Patriota en Massachussets, tendrán la fortuna de tomar la salida en el cercano municipio de Hopkinton, y bajar hasta el centro de Boston por lugares tan señalados en el imaginario atlético como Hearbreak Hill, la dura colina que machaca las piernas pasado el kilómetro 32, el lugar al que Eliud Kipchoge llegó desfondado hace dos años, en su única tentativa allí, como Abebe Bikila, que tampoco consiguió triunfar 60 años antes.

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Boston Globe//Getty Images

El recorrido lineal en sus 42 kilómetros incumple las normas que permiten homologar allí los récords. Y quizá, en esa idiosincrasia, en el respeto a la tradición y la resistencia a la obsesión por las carreras cada vez más rápidas y los circuitos más llanos, está la magia del maratón comercial y anual más antiguo del mundo, el que nació en 1897 después de que cinco atletas estadounidenses regresaran de los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna en Atenas. Imbuidos por el espíritu de la carrera que el pastor griego Spiridon Louis ganó en el Panathinaikó, decidieran montar otra de unos 40 kilómetros para ponerle la guinda a un mitin de atletismo en pista que organizaban por la fiesta patriótica que conmemora las batallas que iniciaron la guerra de Independencia de los Estados Unidos el 19 de abril de 1775, hace ahora 250 años.

Y 128 años después de aquello, Boylston Street es ahora un bullir de enamorados del maratón, de decenas de personas que desde cuatro días antes caminan sobre zapatillas de running a recoger su dorsal en un peregrinaje constante hacia la feria que se encuentra a apenas 500 metros en la misma calle, y allí no miran la cartera a la hora de equiparse con todo tipo de recuerdos de la carrera, de chaquetas conmemorativas a peluches, y con ellos se fotografían frente a la meta que quieren conquistar. Un estudio cifra en 509 millones de dólares –447 millones de euros– anuales el impacto económico del maratón en la ciudad. Por comparar, Valencia, la gran maratón española, calculó 40 millones de retorno en gasto turístico en la última edición.

A diferencia de los maratones europeos, con ferias periféricas en los días previos, en Boston el maratón se siente en cada esquina del centro de la ciudad desde la semana anterior. La NBC conecta en cada edición informativa y repasa la previsión meteorológica con vistas a la carrera, lo anuncia el videomarcador de Fenway Park, donde los Boston Red Sox juegan al béisbol con los Chicago White Sox una y otra vez durante el fin de semana, y lo harán como siempre a las 11h de la mañana del día del maratón, a la vez que la carrera, y hasta las estatuas de los patos de Nancy Schön en un parque cercano se visten con el azul y amarillo de la carrera.

Y desde luego, en Boylston, donde el sábado unas 10.000 personas corren el 5K por la rica zona de Back Bay, y llegan a la misma meta del maratón, con victorias del eritreo Dawit Seare (13:33) y la etíope Gela Hambese (14:53), luego se celebran millas para adolescentes que dan la vuelta a la manzana, y todas las grandes marcas se instalan allí, incluida Puma, que a pocos pasos de la llegada instala un espacio desde el que decenas de corredores participan al anochecer del sábado en la prueba 'Chase the high', unos 8 kilómetros en los que pasar por tres puntos para acumular pegatinas, y los primeros se llevan regalos de la marca, y también presenta su nuevas superzapatillas de élite, las Puma Fast-R Nitro Elite 3, con las que promete de economía de carrera y de marcas de un 3,15% respecto a otros modelos, según los estudios llevados a cabo precisamente en la Universidad de Massachusetts.

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Ismael Pérez

Los atletas favoritos para correr la Maratón de Boston 2025

Con Fast-R Nitro Elite 3 correrá este lunes la legendaria Edna Kiplagat, de 45 años, doble campeona mundial de maratón en 2011 y 2013 y ganadora en Boston en 2017 y 2021, y aún tercera el año pasado. En realidad, solo su edad le resta favoritismo en una carrera que premia más la maestría para manejar la distancia que la velocidad, y que por eso otorga su primer dorsal, el 101, a la keniana Hellen Obiri, una que busca su tercera victoria consecutiva para igualar a la etíope Fatima Roba y sus tres triunfos encadenados a finales de los años 90.

Obiri, de pasado brillante en la pista, nunca ha bajado de las 2 horas y 20 minutos, como sí han hecho las etíopes Amane Beriso (2h14:58), Yalemzerf Yehualaw (2h16:52), la keniana Irine Cheptai (2h17:51), la estadounidense Keira D'Amato (2h19:12), la etíope Rahma Tusa (2h19:33) y la propia Kiplagat. La aspirante a tricampeona proclama sin rodeos que se encuentra en el mejor estado de forma de su vida, y su entrenador Dathan Ritzenhein asegura que en Kenia ha completado tres tiradas de 40 kilómetros más rápidas que las que solía hacer en Boulder (Colorado), donde ha entrenado para otras victorias, pero que esta vez ha abandonado para escapar del frío.

En la carrera masculina, todo parece predispuesto para un duelo entre el etíope Sisay Lemma (2h01:48), ganador del año pasado, y el keniano Evans Chebet (2h03:00), vencedor los dos años anteriores, con permiso de John Korir (2h02:44). En la nómina de atletas que aspiran a la victoria hay que señalar a CyBrian Kotut (2h03:22), Haymanot Alew (2h03:31), Daniel Mateiko (2h04:24), Alphonce Felix Simbu (2h04:38) y Lelisa Desisa (2h04:45).

Más allá de la gloria de ganar en la meca bostoniana, a los triunfadores les espera un premio de 150.000 dólares, suficientes para arreglarles la vida.

La carrera, que podrá seguirse por Eurosport y por la aplicación Discovery en España desde las 15:30h –la televisión pública Teledeporte ya no lo ofrece–, se disputará con temperaturas de entre 8 y 12º C, cielo nublado, un 10% de posibilidad de lluvia, y vientos inferiores a 10 km/h.

Hasta Eolo, que ha soplado fuerte en las últimas horas en la capital de Massachusetts, parece haberse conjurado a favor de la gran ceremonia del Maratón de Boston.

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Ismael Pérez es periodista experto en atletismo y deporte olímpico. Se enganchó en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004 y desde entonces es feliz siguiendo competiciones desde la tribuna de prensa, hablando con los deportistas, siguiéndolos en las redes sociales y contando historias, aunque también saliendo con la bicicleta o saltando en un concierto.

Estudió la Licenciatura de Periodismo en la Universidad de Valladolid y tiene un Máster en Periodismo y Comunicación Digital en la EAE Business School de Madrid. Ha vivido en Turín y Roma y ha cubierto actualidad de todo tipo en El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, Televisión Castilla y León, Rome Reports y trabajado la comunicación corporativa en Burson Cohn & Wolfe. También ha escrito sobre grandes campeonatos de atletismo en Somos Olímpicos, Vavel o Foroatletismo y ha intervenido en la IAAF Global Running Conference en Lanzhou (China).

Con una trayectoria de más de una década en el oficio, lleva desde 2019 vinculado a Runner's World, Men's Health y Women's Health en Hearst Magazines y escribiendo sobre actualidad del atletismo de competición, carreras populares, triatlón, trail running, olimpismo aunque a veces también le ha tirado al ciclismo, la escalada, la vela, la natación, el tenis, el piragüismo, el judo, el snowboard…o cualquier cosa que tenga hueco en los Juegos Olímpicos (que no Olimpiadas).