Manolo Martínez (León, 1974) marcó un hito en el atletismo español. Es el único lanzador en subir al podio olímpico, el bronce en Atenas 2004 que recibió con casi una década de retraso, mundial (oro en Birmingham 2003 y bronce en Lisboa 2001) y casi –con la excepción de Mercedes Chilla en 2006– europeo (oro en Viena 2002, plata en Gante 2000 y bronce en Madrid 2005), siempre en pista cubierta.

Y por su larga trayectoria, el atleta masculino que más puntos ha aportado a España en la historia del Europeo por países, la antigua Copa de Europa, como el que se celebró este pasado fin de semana en Madrid, y el segundo por detrás de Ruth Beitia. En Vallehermoso, pese a que la mayoría de los lanzadores aportaron los puntos esperados –o más, como en el caso del discóbolo Diego Casas–, se volvió a evidenciar que el de los artefactos es el sector más flojo del atletismo español, algo que Martínez atribuye al empeoramiento de las condiciones económicas para los atleta de concursos.

Antes del Europeo por países, charlamos con Manolo Martínez con motivo de la presentación del libro 'Historia de España Atletismo' que ha coordinado Miguel Villaseñor y han escrito Francisco Ascorbe, Ángel Cruz, José Javier Etayo, José García Grossocordón, José Luis Hernández e Ignacio Mansilla, un compendio estadístico en el que el nombre del gigante lanzador leonés se repite constantemente.

Runner's World: Ahora entrenas en León.

Manolo Martínez: Sí, en el Centro de Alto Rendimiento de lanzamientos. Tengo un grupo de seis atletas ahora mismo. El año pasado tenía más. Van desde los 19 hasta los 36 años, todos de peso y disco, y a mi hija [Tilena Martínez].

¿Cómo la ves? ¿Se siente presionada por ser hija de Manolo Martínez?

Bueno. Orgulloso como padre de que le apetezca entrenar lanzamientos. Creo que el principal causante de la presión es uno mismo y las expectativas que uno se pone, más que los factores externos. En este caso, ella es muy exigente consigo misma.

Se acaba de celebrar el Europeo por países de Madrid. Tu participaste en la vieja Copa de Europa desde 1993 y estrenaste esta nueva competición con otro formato ya mixto en 2009. ¿Qué recuerdos tienes de esta competición?

Es la única competición por equipos nacionales que existe. Y esa es su gran singularidad. Eso le da una emoción muy diferente para el espectador y para el atleta, porque sabe que el resultado de su selección depende de su actuación. Y como las diferencias entre los países no son tan grandes, suele haber mucha competitividad. Es emocionante y bonita de ver.

¿En qué era diferente a un Europeo o Mundial individual?

Son distintas. En la Copa de Europa siempre se hace mucho más equipo. Incluso, que ahora ya no se hace, en aquella época era una competición más de hermanamiento. Y luego en los Mundiales y Europeos cada uno iba más con su plan de viaje, porque son mucho más largos y a lo mejor no veías a un compañero porque tú ibas el primer fin de semana y él en el segundo. También tiene su emoción.

¿Qué novatadas te tocaron cuando llegaste a la selección?

Hacíamos un decatlón de novatadas. Pruebas de habilidad, salir a sacar al presidente, cosas de hacer risas y tratando de no poner en ningún momento en ridículo al que las estaba pasando. No era para poner en ridículo a nadie. Cuando fui capitán, si alguien se salía un poco del tiesto, lo parábamos rápidamente. Era más una forma de hacer equipo, de que la gente se conociese y mejorar las relaciones entre personas.

¿Quién estaba cuando llegaste para hacértelas?

Estaban Arturo Ortíz, aún estaba José Luis González, Javier García Chico, Carlos Salas...Había muchos capitanes.

¿Cuál era tu papel como capitán?

El papel de la capitanía era, por un lado, ser el nexo de unión entre los atletas y los entrenadores y directivos. Y luego, por otro, el integrar a las personas que llegaban nuevas, que también es un momento complicado. Y ser el portavoz de los atletas de la selección.Y bueno, que ya es bastante responsabilidad.

¿Cuál es el mejor recuerdo que tienes de esta competición?

Son muchos, muchos, muchos. La Copa de Europa además me dio muy buenos momentos. Gané varias veces [2001, 2002 y 2003. Los ascensos eran momentos bonitos. No recuerdo si llegamos a ganar la División de Honor, pero estuvimos alguna vez cerca, y era la emoción de estar a punto de ser el mejor equipo de Europa [masculino]. Son momentos de vivirlo entre todos, de estar en la grada animándote. Son momentos que al deportista le aportan valor a lo que está haciendo.

¿Recuerdas alguna victoria de algún compañero en esta competición que fuera clave?

Yo creo que eso siempre eran los relevos, cuando había más tensión. Y sí que me acuerdo que un año se ganó el 4x400m o al menos sacaron un muy buen resultado y nos hizo mejorar mucho.

¿Y algún mal recuerdo?

Decepciones hay muchas. La base de la victoria es aceptar la decepción y seguir adelante. Yo siempre les digo a mis atletas que una victoria está hecha de muchas derrotas. Y que si no sabes aceptar la derrota, nunca vas a ganar. Y la victoria nunca llega de primeras. Jamás. Ni al supertalento. Llega después de mucho trabajo y de perder muchas veces.

Solo viviste el primer año del nuevo formato, el Europeo por países. Antes competíais los hombres por un lado y las mujeres por otro.

Me quedo con este, sin duda. Hace que este deporte sea más igualitario, que al final es lo que queremos todos o lo que deberíamos de querer todos. El atletismo tiene que marcar el ritmo en ese sentido porque es un deporte que está muy directamente relacionado con la educación. Nosotros competíamos separados en la distancia, pero no en la información y en el sentimiento. Siempre estábamos muy pendientes de lo que hacían los otros y de las novatadas de las chicas. La conexión era directa, porque éramos todos amigos y competíamos todo el rato juntos en otros campeonatos.

El sector más flojo del atletismo español ahora mismo, y se ve en este campeonato, es claramente el de los lanzamientos. ¿Qué puede hacerse para elevar un poco el nivel?

En los lanzamientos tenemos ahora mismo un problema sistémico, que es la financiación. Un lanzador español ahora mismo no puede vivir mucho tiempo del atletismo, no puede permitirse entrenar 24-7, y así los resultados no llegan. Tenemos todas las instalaciones, servicios, médicos, conocimientos...Lo tenemos todo. Pero si un atleta no puede vivir de esto, tiene que buscárselo fuera. A todos nos pasan las facturas de la luz, del agua y el supermercado nos cuesta muy caro. Y el esfuerzo no está teniendo recompensa económica. En otras pruebas sí, porque hay otras formas de generar o conseguir ingresos, pero en los lanzamientos no estamos siendo capaces de que los atletas de élite vivan de eso.

"Produces campeones que no van a poder vivir de esto y que se diluyen cuando llegan a absoluto"

¿Crees que el mejor sistema es tener un CAR como el de León especializado en lanzamientos o el mejor sistema es que cada atleta entrene donde pueda tener su vida, sus estudios y su trabajo?

El sistema está funcionando perfectamente. Y los talentos salen constantemente. En categorías menores tenemos resultados, aunque siempre se puede mejorar en todo. El problema de los absolutos es que no se puede vivir de esto. El Centro de Alto Rendimiento cumple su función, y el que quiere entrenar en su casa no tiene ningún problema. Hay todas las opciones, aunque en algunos sitios las instalaciones podrían mejorarse. Pero el 95% de las personas tiene las condiciones para por lo menos iniciarse y llegar a un nivel medio-alto en su pueblo o ciudad. Eso sí, produces campeones que no van a poder vivir de esto y que se van diluyendo cuando llegan a sub-23 y absoluto. Nos falta el soporte vital. Los talentos no tienen el soporte ni la tranquilidad para poder entrenar con calma. Este tipo de especialidades necesitan muchos años de maduración. Yo cuando logré mis mejores resultados tenía casi 30 años, y eso que fui precoz, subcampeón del mundo y campeón de Europa junior y que lancé 20 metros con 20 años. Pero para llegar a 21 metros necesitas otros ocho años, y eso es una travesía en el desierto que si no tienes un soporte económico, te tienes que buscar la vida. Yo y los de mi generación tuvimos ese soporte. No tuvimos que preocuparnos por el dinero. Y ahora la gente está con ansiedad de que no llegan a fin de mes. Entrenando como un animal, teniendo resultados internacionales de primer nivel y con la espada de Damocles encima. Estamos pidiendo una exigencia de alto ejecutivo y dando unos sueldos que en muchos casos no llegan a mileurista, al salario mínimo interprofesional.

¿Qué apoyos tuviste tú?

Yo estoy hablando del sistema. No es cuestión de echar la culpa a nadie ni de buscar dónde está el problema. La realidad es que yo tenía mi vida más que solucionada, y que me podía comprar una casa o un coche si quería. Y los que están ahora en alto nivel de lanzamientos no puedes. Tenía ingresos de mis competiciones, de mis becas, de patrocinios. Salía en la televisión. Ahora ver un atleta de lanzamientos en televisión no es viable.

El otro día decías que tu veías a los jóvenes de ahora más preparados y maduros que lo que vosotros erais a su edad.

Sí, sí. Y ganas de entrenar, las que quieras. Te podría dar doce o quince personas que en los últimos diez o quince años han conseguido medallas en categorías menores, en Europeos o Mundial sub-18, sub-20 o sub-23 que ahora no pueden seguir entrenando por una cuestión económica. Después le podemos dar vueltas a todo lo demás, pero la realidad es esa.

[En los últimos 15 años, han sido medallistas internacionales en categorías inferiores en lanzamientos Javier Cienfuegos, Alberto González, Alberto Blanco y Magno Llopis en martillo, Yasiel Sotero y Andrea Njimi Tankeu en disco y Pablo Bugallo en jabalina; y el último fin de semana, una alegría, el récord de España sub-20 de Rafael Mahiques, que podría llegar líder al Europeo sub-20 de agosto en jabalina].

¿Qué ideas se te ocurre para solucionarlo?

Yo no tengo que proponer eso. Si me contratan de directivo del Consejo Superior de Deportes o de la Real Federación Española de Atletismo podré ponerme a pensar en eso, pero ahora con entrenar tengo más que suficiente.

Headshot of Ismael Pérez

Ismael Pérez es periodista experto en atletismo y deporte olímpico. Se enganchó en los Juegos Olímpicos en Atenas 2004 y desde entonces es feliz siguiendo competiciones desde la tribuna de prensa, hablando con los deportistas, siguiéndolos en las redes sociales y contando historias, aunque también saliendo con la bicicleta o saltando en un concierto.

Estudió la Licenciatura de Periodismo en la Universidad de Valladolid y tiene un Máster en Periodismo y Comunicación Digital en la EAE Business School de Madrid. Ha vivido en Turín y Roma y ha cubierto actualidad de todo tipo en El Norte de Castilla, El Mundo de Castilla y León, Televisión Castilla y León, Rome Reports y trabajado la comunicación corporativa en Burson Cohn & Wolfe. También ha escrito sobre grandes campeonatos de atletismo en Somos Olímpicos, Vavel o Foroatletismo y ha intervenido en la IAAF Global Running Conference en Lanzhou (China).

Con una trayectoria de más de una década en el oficio, lleva desde 2019 vinculado a Runner's World, Men's Health y Women's Health en Hearst Magazines y escribiendo sobre actualidad del atletismo de competición, carreras populares, triatlón, trail running, olimpismo aunque a veces también le ha tirado al ciclismo, la escalada, la vela, la natación, el tenis, el piragüismo, el judo, el snowboard…o cualquier cosa que tenga hueco en los Juegos Olímpicos (que no Olimpiadas).