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No hay que obsesionarse. La pérdida de peso debe ser la consecuencia lógica de combinar varios factores pero en ningún caso debemos ponernos más presión de la necesaria ni desanimarnos en el corto plazo. Adelgazar puede convertirse perfectamente en una carrera de fondo y conviene no desesperarse porque el principal secreto no es solo aligerar la carga sino conseguir mantener un peso saludable con el paso del tiempo.
Pero como comentábamos, a la hora de perder peso confluyen algunos aspectos conocidos y otros menos obvios que también pueden marcar la diferencia. Lo habitual es justificar la ganancia de kilos por deficiencias en la dieta y el sedentarismo, pero lo cierto es que a la hora de engordar no todo es atiborrarse a ultraprocesados y encadenarse al sofá para un maratón de series.
Factores desconocidos que influyen para engordar
La edad, que conlleva pérdida muscular, estrés crónico, deficiencias relacionadas con el sueño o el descontrol de ciertas hormonas, unido a algunas enfermedades subyacentes, la ingesta de algunos fármacos e incluso cosas tan aparentemente inofensivas como cenar tarde pueden provocar que nos llevemos algún que otro susto al subirnos a la báscula.
La buena noticia es que podemos intervenir sobre muchas de las causas por lo que nunca es tarde para remangarnos y meternos en faena. En lo que al ejercicio físico se refiere, también desempeñan un papel relevante algunas variables a tener en cuenta que muchas veces están determinadas por nuestras propias circunstancias y gustos. Porque no es lo mismo correr que andar para perder peso, caminar contemplando el paisaje que faltándote un poco el aliento o emplear más o menos tiempo.
Pero sí, se puede perder peso caminando. Y al parecer, también el momento elegido para hacerlo influye. Pero antes de entrare en materia y compartir lo que la literatura científica dice al respecto, es necesario que sepas que lo primero que debes hacer es fomentar el déficit calórico, es decir, ingerir menos calorías de las que se gastan para forzar al organismo a compensar la diferencia con las reservas de grasa.
Y ese proceso será más efectivo si nos adherimos a una dieta equilibrada y la intensidad del ejercicio es al menos moderada y su duración alcanza un mínimo de 150 minutos a la semana. Para que tengas una referencia más o menos clara, una persona con un peso aproximado de 70 kilos que camine a un ritmo de 5 km/h durante media hora está en disposición de quemar unas 150 calorías. La pérdida de peso asociada, si completamos esta rutina cinco días, puede suponer aproximadamente medio kilo al mes. Pero como decíamos depende también de la alimentación y a mayor ritmo y más tiempo empleado, la cantidad puede aumentar considerablemente.
Caminar a un ritmo moderado, el tiempo recomendado y con una frecuencia regular, puede convertirse a medio o largo plazo en una estrategia efectiva para adelgazar. Evidentemente si optamos por ejercicios de alta intensidad estaremos en disposición de perder más kilos, pero no todos pueden o quieren dar ese paso y, en cualquier caso, caminar es una forma accesible y fácil de hacer deporte, sobre todo si estamos empezando o es lo que se mejor se adapta a nuestras circunstancia.
La mejor o mejores horas para caminar y adelgazar
Pero vamos al meollo del asunto. En los últimos tiempos ha crecido de manera exponencial el interés por saber cuándo es el mejor momento del día para hacer ejercicio para perder peso e incluso si hacerlo en ayunas potencia sus efectos. Vaya por delante que no hay consenso a nivel científico, aunque teorías hay muchas. Y en cualquier caso hacer ejercicio -caminar en este caso- es bueno independientemente del momento.
Y ahí radica la clave, ya que el momento adecuado para calzarse las zapatillas no es ni más ni menos que cuando se puede. Porque la ciencia puede invitarte a hacerlo cuando estás trabajando, estudiando, al cuidado de un familiar o de tus hijos, y determinadas obligaciones son difíciles de compaginar con esas recomendaciones. No obstante, el hecho de no haber una postura clara al respecto favorece la teoría de que te muevas cuando mejor te venga. Ni más ni menos.
Instituciones como Harvard apuestan por las primeras horas del día para hacer ejercicio, mientras que el Instituto Karolinska, la institución universitaria encargada de anunciar el Nobel de Medicina, va un poco más allá e indica que las 12h es el mejor momento del día. Pero basa sus conclusiones en un estudio basada en un modelo animal por lo que ya sabes lo que eso significa: se necesita investigar más. Por su parte, la Universidad de California en Irvine (EEUU) apoya la teoría de la mañana y al Instituto de Ciencia Weizmann de Israel le va más la tarde. De ahí que hablemos de falta de consenso en cuanto al momento ni la hora.
Aunque una investigación conducida por académicos de la Universidad Franklin Pierce (EEUU) parece decantar la balanza hacia la mañana. Los expertos de la institución norteamericana revisaron los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de la agencia gubernamental CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades), que registró los niveles de actividad de 5.285 participantes y a qué horas del día hacían ejercicio: por la mañana, al mediodía y por la noche.
Y la conclusión de su trabajo, publicado en la revista Obesity, confirma que entre las personas que cumplían las directrices recomendadas de 150 minutos semanales de actividad moderada a intensa, las que realizaban actividad por la mañana (normalmente entre las 7.00 y las 9.00 horas) tenían un menor riesgo de obesidad que las que eran más activas durante el resto del día. Pero una vez más, el estudio tiene sus limitaciones y se necesitan estudios prospectivos y ensayos clínicos aleatorizados para confirmar los beneficios del ejercicio físico en relación a la obesidad.
Así pues, la principal conclusión que se puede sacar de todo esto que lo que ya sabíamos: el mejor momento del día para caminar y adelgazar es el que más se adapte a tu ritmo de vida. Lo importante no es que sea por la mañana, por la tarde o por la noche, lo determinante es que se produzca. Y que puedas mantener el hábito en el tiempo. Los resultados acabarán llegando.
Álvaro Piqueras es experto en deportes y en el último lustro se ha especializado en fitness, nutrición y otros temas de salud. Trata de mantenerse al día en lo que se refiere a nuevas investigaciones y tendencias de los campos que domina para poder compartir con rigor la rutina de entrenamiento que puede inspirar un cambio en tus hábitos, las propiedades de los alimentos que deberían formar parte de tu dieta o los hallazgos científicos que pueden mejorar el bienestar físico y mental de personas como tú.
Comenzó su trayectoria en medios locales y regionales de la tierra de Don Quijote, concretamente en Albacete. De ahí dio el salto a medios de ámbito nacional tras un enriquecedor paso por una maravillosa agencia de publicidad independiente con nombre de canción de los Beatles (GettingBetter), aunque siempre mantuvo intacta su vocación periodística.
De ahí que persiguiera su sueño de trabajar para alguno de los principales grupos editoriales del país como Prisa, Vocento y ahora también Hearst. Quizá le hayas leído en la versión digital del Diario As, abordando infinidad de temáticas, o en ABC y otras cabeceras y revistas del grupo elaborando reportajes de branded content para grandes marcas, multinacionales e instituciones. Y si no has tenido la ocasión, este es el momento de hacerlo en Men’s Health y Runner’s World.
Como no podía ser de otra forma, confiesa ser un amante de la práctica deportiva y desde muy pequeño ha probado con disciplinas tan dispares como atletismo, fútbol, baloncesto, tenis, ciclismo o natación. Unas veces sintiendo la adrenalina de la competición, y otras simplemente disfrutando de los beneficios de la actividad física. Ahora le ha dado por los ejercicios funcionales y el boxeo porque tiene la certeza de que el saco es incapaz de devolverle los golpes.
Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Alicante, también posee formación específica en gestión y dirección de RRSS, planificación estratégica y diseño gráfico. Últimamente se ha adentrado en el universo de la inteligencia artificial generativa aplicada al periodismo, pero jura y perjura que no la emplea profesionalmente porque, entre otras consideraciones, sigue disfrutando de cada palabra que escribe tras 20 años de experiencia en el sector de la comunicación.