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La estampa se repite y es inevitable. Cuando corres o caminas a un ritmo moderado comienzas a sudar de manera más o menos intensa. Es algo inherente al ejercicio físico y es lo más normal del mundo. Sin embargo, cuando llegas a casa y compruebas lo empapada que está la ropa es posible que esboces una sonrisas con la satisfacción del deber cumplido, sobre todo si en tu mente relacionas ese hecho con el de perder peso.
Pero nada más lejos de la realidad. La cantidad de sudor que una persona produce está determinada por cuestiones genéticas o metabólicas, pero también por la edad, el sexo, el peso, el nivel de hidratación y otra serie de variables externas que tienen que ver con la actividad que se realiza, la tipología y su intensidad, por la temperatura, la humedad e incluso por la ropa que utilizamos. Ya ves que intervienen muchos factores.
Sudar más no es garantía de éxito para adelgazar
Ahora bien, el hecho de sudar más nada tiene que ver con la pérdida de peso por lo que si has decidido correr o caminar con el objetivo de quemar grasa y adelgazar, has de saber que ese hecho en sí no es garantía de éxito porque es una proceso fisiológico que cumple otras funciones que nada tienen que ver con deshacerte de unos cuantos kilos.
“¿Sudar significa perder más grasa y adelgazar? Lo primero que hay que tener en cuenta es que sudar (o transpirar) es una herramienta que tiene el organismo para regular la temperatura corporal. Por eso cuando hace más calor o humedad se suda más, y cuando es invierno y hace frío se suda menos”, asegura Sergio Peinado, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y entrenador personal, que ofrece un ejemplo muy gráfico para entender la cuestión.
“¿Dónde crees que perderías más grasa y adelgazarías más? ¿En el desierto con mucho calor, tumbado en el suelo y sudando o en el polo norte con mucho frío, haciendo ejercicio pero sin sudar ni una sola gota? Pues evidentemente en el polo norte aunque no estés sudando mucho porque lo que importa es gastar calorías y no cuánto sudes”, explica el experto.
Así que no, hay que desterrar ese mito de que sudando más aumenta la cantidad de grasa quemada y por tanto implica que también se adelgaza más. No es tan sencillo. “De hecho, más del 80% de la grasa que eliminas de tu cuerpo es consecuencia del dióxido de carbono que expulsamos cuando exhalamos”, añade Sergio Peinado, quien remarca el hecho de que para lograr el objetivo de perder peso “se tiene que dar una serie de factores conjuntos que implican entrenamiento y gasto de calorías o una alimentación específica, entre otros”.
“Así que si quieres adelgazar no hagas ejercicio con el objetivo de sudar más pensando en quemar más grasa. Que tú sudes mucho durante una sesión de ejercicio porque hace calor o como consecuencia de la ropa que llevas puesta no va a hacer que quemes más grasa, lo único que va a provocar es que te deshidrates más y algo que puede llegar a atentar contra tu salud”, concluye el entrenador personal.
Correr y caminar para quemar grasa: lo que sí puedes hacer
Llegados a este punto, si has iniciado una rutina física, ya sea corriendo o caminando, con el objetivo de quemar grasa y adelgazar, saca de la ecuación la variable del sudor porque es irrelevante. En cambio sí hay otras cuestiones que pueden potenciar los efectos de correr o caminar como método para perder peso.
Por definición, correr es más efectivo que caminar para adelgazar. Algunos estudios han concluido que el gasto energético es un 30 por ciento mayor de promedio cuando recorremos la misma distancia corriendo que andando, mientras que otras investigaciones han llegado a la conclusión de que las calorías quemadas corriendo conducían a una pérdida de peso un 90% mayor que las gastadas caminando en un periodo de análisis de unos seis años.
En este sentido la intensidad y el ritmo también son determinantes y está ampliamente demostrado que el consumo energético es mayor en función de la velocidad, ya sea caminando o corriendo. Y evidentemente, para adelgazar hace falta que se produzca un balance energético adecuado, es decir, un déficit calórico. Si ingerimos menos calorías de las que se gastamos estaremos en disposición de mejorar los resultados en lo que a perder peso se refiere. El ejercicio físico es parte de la solución, pero debe estar perfectamente alineado con la dieta.
Y no hay que olvidar tampoco el tiempo dedicado a la actividad física y la constancia. Las recomendaciones de instituciones como la Organización Mundial de la Salud especifican un mínimo de 150 minutos semanales de ejercicio de intensidad moderada o vigorosa, esto es, al menos 30 minutos al día, y no todos. De igual forma, si conseguimos convertir el deporte en hábito indispensable de nuestro estilo de vida no solo mejorará nuestra salud en general, también estaremos más cerca de ese objetivo de adelgazar. Sudes más o menos.
Álvaro Piqueras es experto en deportes y en el último lustro se ha especializado en fitness, nutrición y otros temas de salud. Trata de mantenerse al día en lo que se refiere a nuevas investigaciones y tendencias de los campos que domina para poder compartir con rigor la rutina de entrenamiento que puede inspirar un cambio en tus hábitos, las propiedades de los alimentos que deberían formar parte de tu dieta o los hallazgos científicos que pueden mejorar el bienestar físico y mental de personas como tú.
Comenzó su trayectoria en medios locales y regionales de la tierra de Don Quijote, concretamente en Albacete. De ahí dio el salto a medios de ámbito nacional tras un enriquecedor paso por una maravillosa agencia de publicidad independiente con nombre de canción de los Beatles (GettingBetter), aunque siempre mantuvo intacta su vocación periodística.
De ahí que persiguiera su sueño de trabajar para alguno de los principales grupos editoriales del país como Prisa, Vocento y ahora también Hearst. Quizá le hayas leído en la versión digital del Diario As, abordando infinidad de temáticas, o en ABC y otras cabeceras y revistas del grupo elaborando reportajes de branded content para grandes marcas, multinacionales e instituciones. Y si no has tenido la ocasión, este es el momento de hacerlo en Men’s Health y Runner’s World.
Como no podía ser de otra forma, confiesa ser un amante de la práctica deportiva y desde muy pequeño ha probado con disciplinas tan dispares como atletismo, fútbol, baloncesto, tenis, ciclismo o natación. Unas veces sintiendo la adrenalina de la competición, y otras simplemente disfrutando de los beneficios de la actividad física. Ahora le ha dado por los ejercicios funcionales y el boxeo porque tiene la certeza de que el saco es incapaz de devolverle los golpes.
Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Alicante, también posee formación específica en gestión y dirección de RRSS, planificación estratégica y diseño gráfico. Últimamente se ha adentrado en el universo de la inteligencia artificial generativa aplicada al periodismo, pero jura y perjura que no la emplea profesionalmente porque, entre otras consideraciones, sigue disfrutando de cada palabra que escribe tras 20 años de experiencia en el sector de la comunicación.