Con los Juegos Olímpicos de París 2024 en plena ebullición, la sucesión de pruebas y competiciones está a la orden del día. Sólo unos pocos están llamados a alcanzar la gloria mientras que la mayoría se pregunta qué ha fallado en su preparación o a quién culpar por no haber logrado hacerse con alguno de los ansiados metales.

En este sentido, tras haberse celebrado ya importantes pruebas de resistencia en deportes como la natación, el ciclismo o el remo, y con las competiciones de atletismo a punto de iniciarse hay quien apunta al ácido láctico como causante de un mal rendimiento relacionado con la fatiga. No obstante, hay quien aboga por desterrar lo que considera un mito.

Tal es el caso del doctor Mark Burnley, experto en fisiología de la resistencia, que asegura que todo es mucho más complejo. “Cada vez que hay un partido importante o un acontecimiento deportivo en el que se habla de fatiga, la única explicación que se da es el ácido láctico. Y eso está muy lejos de la verdad. La fatiga es extremadamente complicada”, explica este experto perteneciente a la Universidad de Loughborough (Reuno Unido).

“El ácido láctico -prosigue- es una molécula que se encuentra en todo tipo de situaciones, tanto biológicas como químicas; se encontró por primera vez en la leche agria, de donde le viene el nombre. Esencialmente, es un carbohidrato parcialmente descompuesto, pero en nuestro cuerpo deberíamos referirnos a él como 'lactato' en lugar de 'ácido láctico'. Y es una sustancia química muy útil que se utiliza para muchos procesos diferentes”.

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¿Es responsable de la fatiga?

En cualquier caso, a pesar de ser una excusa recurrente, el experto asegura que los experimentos tanto en humanos como en animales han demostrado de forma “bastante convincente” que la fatiga no está causada por el lactato o el ácido láctico.

“La fatiga es una reducción de la capacidad del músculo para generar fuerza, y el lactato, en los estudios, tuvo realmente un efecto protector más que un efecto fatigante”, asegura el doctor Burnley, que profundiza un poco más en el concepto de fatiga.

Hay muchas otras cosas que causan fatiga, y muchas de ellas dependen de la intensidad. Por ejemplo, si se corre una maratón, la concentración de lactato en la sangre o en los músculos no aumentará mucho por encima del nivel de reposo. Por tanto, no es posible que el lactato provoque fatiga. En esa situación, la fatiga se debe probablemente al agotamiento de las reservas de glucógeno muscular, la principal fuente de energía de carbohidratos en los músculos”, indica en relación a las pruebas de resistencia.

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Sin embargo, en ejercicio de mayor intensidad, como una carrera de 800 metros o de 1.500 metros, “es la acumulación de metabolitos lo que probablemente causa la mayor parte de la fatiga muscular”. “No obstante, aunque complicado, si tuviéramos que atribuir la fatiga a una molécula, deberíamos considerar el fosfato inorgánico”, remarca.

En la producción de ATP -molécula que aporta energía a casi todos los procesos metabólicos- se descompone una sustancia llamada fosfocreatina en creatina y fosfato inorgánico, y cuando el esfuerzo en intenso, se acumula una gran cantidad de esta molécula. “Sabemos que las concentraciones elevadas de fosfato inorgánico pueden provocar una pérdida de fuerza muscular. Y esa es la definición de fatiga que da el diccionario”, zanja.

Tres razones que han hecho crecer el mito

Así pues, para explicar de dónde procede la idea errónea de que el lactato causa fatiga, el experto experto en fisiología de la resistencia apunta principalmente a tres causas. “La primera es una razón histórica. El lactato se descubrió a finales del siglo XIX en los músculos de ciervos cazados hasta la extenuación. Se descubrió que tenían concentraciones muy altas de lactato en los músculos y se estableció una relación directa: el lactato causa fatiga”, explica.

“La segunda razón -continúa- es que otras moléculas, como el fosfato inorgánico, y su funcionamiento en los músculos no se estudiaron hasta 120 años después. Por lo tanto, los humanos tuvieron mucho tiempo para hablar del lactato antes de que apareciera algo más preciso sobre lo que ocurría en el músculo".

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En cuanto al tercer motivo, el experto vuelve a referirse a una otra asociación lógica mal aplicada. “Existe una correlación entre el ejercicio de alta intensidad y la acumulación de lactato, porque cuando se hace ejercicio de alta intensidad, se descomponen los carbohidratos a través de un proceso llamado glucólisis, que produce lactato” comparte.

“Así que, si haces ejercicio de alta intensidad, el lactato siempre se acumulará. Y no es difícil establecer otra relación: el lactato se ha acumulado, el ejercicio es duro y por lo tanto el lactato debe haber causado fatiga. Esa idea se incorporó a los libros de texto de educación física y en los manuales de entrenamiento. Por lo tanto, no es sorprendente que esta noción se transmita, incluso a los atletas y entrenadores”, asevera.

Así pues, llegados a este punto, el doctor Mark Burnley pide que se recuerde que todo lo referente a la fatiga es un proceso “un poco más complicado” que atribuirla al ácido láctico, que en el fondo tiene efectos protectores. "En realidad, el lactato es uno de los buenos. Es como una oveja con piel de lobo, tiene toda la mala prensa y en realidad no es merecida”, concluye.

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Álvaro Piqueras es experto en deportes y en el último lustro se ha especializado en fitness, nutrición y otros temas de salud. Trata de mantenerse al día en lo que se refiere a nuevas investigaciones y tendencias de los campos que domina para poder compartir con rigor la rutina de entrenamiento que puede inspirar un cambio en tus hábitos, las propiedades de los alimentos que deberían formar parte de tu dieta o los hallazgos científicos que pueden mejorar el bienestar físico y mental de personas como tú. 

 Comenzó su trayectoria en medios locales y regionales de la tierra de Don Quijote, concretamente en Albacete. De ahí dio el salto a medios de ámbito nacional tras un enriquecedor paso por una maravillosa agencia de publicidad independiente con nombre de canción de los Beatles (GettingBetter), aunque siempre mantuvo intacta su vocación periodística. 

 De ahí que persiguiera su sueño de trabajar para alguno de los principales grupos editoriales del país como Prisa, Vocento y ahora también Hearst. Quizá le hayas leído en la versión digital del Diario As, abordando infinidad de temáticas, o en ABC y otras cabeceras y revistas del grupo elaborando reportajes de branded content para grandes marcas, multinacionales e instituciones. Y si no has tenido la ocasión, este es el momento de hacerlo en Men’s Health y Runner’s World. 

 Como no podía ser de otra forma, confiesa ser un amante de la práctica deportiva y desde muy pequeño ha probado con disciplinas tan dispares como atletismo, fútbol, baloncesto, tenis, ciclismo o natación. Unas veces sintiendo la adrenalina de la competición, y otras simplemente disfrutando de los beneficios de la actividad física. Ahora le ha dado por los ejercicios funcionales y el boxeo porque tiene la certeza de que el saco es incapaz de devolverle los golpes. 

 Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Alicante, también posee formación específica en gestión y dirección de RRSS, planificación estratégica y diseño gráfico. Últimamente se ha adentrado en el universo de la inteligencia artificial generativa aplicada al periodismo, pero jura y perjura que no la emplea profesionalmente porque, entre otras consideraciones, sigue disfrutando de cada palabra que escribe tras 20 años de experiencia en el sector de la comunicación.