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Tal vez te hayas fijado el objetivo de mejorar tu tiempo en la media maratón o la maratón, pero parece que no consigues ser más rápido, o un ritmo de carrera que debería ser manejable está actualmente fuera de tu alcance. Aunque puede que te hayas tomado tiempo para revisar tu plan de entrenamiento, o hayas tenido en cuenta factores externos como los compromisos familiares o los periodos de mucho trabajo, hay otra cosa sorprendente que podría estar obstaculizando tu progreso en el running: cómo ves tu cuerpo.
Todas las personas que eligen correr -independientemente de su edad, forma o tamaño, y de lo rápido o frecuente que se muevan- forman parte de la comunidad de corredores y merecen disfrutar y sentirse cómodos consigo mismos mientras corren. Esto adquiere especial importancia si se tienen en cuenta las conclusiones de un nuevo estudio, publicado en la revista Body Image, que analiza la relación entre la imagen corporal y el rendimiento en carrera.
Más concretamente, la investigación exploró el modo en que las perspectivas positivas y negativas de la imagen corporal, y la rememoración de recuerdos embarazosos u orgullosos, afectarían al rendimiento en la carrera.
En el estudio participaron 100 hombres y mujeres, que rellenaron una encuesta en la que se evaluaban las emociones de vergüenza y culpabilidad relacionadas con el cuerpo (por ejemplo, si estaban de acuerdo o en desacuerdo con afirmaciones como «me siento culpable por no hacer lo suficiente para mejorar mi aspecto»), así como la valoración general de su aspecto.
A continuación, los participantes realizaron una tarea de escritura sobre sus emociones relacionadas con el cuerpo y que les pedía que describieran un momento en el que se sintieron orgullosos o avergonzados de su cuerpo. Inmediatamente después, se les pidió que realizaran ciertas tareas en un ordenador que requerían velocidad y precisión al utilizar un cursor o un joystick. También se les pidió que completaran esta prueba antes de la encuesta y la tarea de escritura para que los investigadores pudieran comparar la velocidad de movimiento y la capacidad de aprendizaje.
Según Judith Bek, investigadora principal de la Facultad de Psicología del University College de Dublín, los participantes que recordaron anécdotas embarazosas obtuvieron peores resultados que los del grupo de orgullo, y este efecto fue más acusado en los hombres.
"Descubrimos que los hombres, en general, mostraban un mayor efecto que las mujeres al revivir una experiencia vergonzosa relacionada con el cuerpo", explica Bek a Runner's World. "Para los hombres, el mayor impacto se produjo en el tiempo que tardaron en completar la tarea de movimiento, mientras que para las mujeres la precisión del movimiento se vio más afectada".
En otras palabras, cuanto más avergonzados se sentían los hombres, más tardaban en completar la tarea. En el caso de las mujeres, la vergüenza se tradujo en una menor precisión.
Bek sugiere que las mujeres pueden haberse visto menos afectadas porque, en general, tienden más a fijarse en su cuerpo y a avergonzarse de él. "Por eso, es posible que las mujeres ya se hayan autoobjetivado en cierta medida antes de entrar en el estudio", afirma.
Aunque en este estudio se observaron pequeños movimientos con un cursor o un joystick, Bek afirmó que los resultados podrían aplicarse a cualquier tipo de movimiento, incluida la carrera u otras formas de ejercicio. Por ejemplo, evocar recuerdos embarazosos mientras se corre puede hacer que se reduzca la velocidad o que uno se sienta más distraído, lo que puede afectar a la forma de correr y, en consecuencia, reducir el rendimiento.
"Centrarse en el cuerpo y experimentar emociones cohibidas, como la vergüenza, puede restar recursos mentales, como la atención, a la tarea que se está realizando", afirma. "Esto puede deteriorar el tiempo de movimiento o la precisión".
Entonces, ¿cuáles son las mejores estrategias para contrarrestar la sensación de cohibición al correr? Como señala Bek, es difícil recomendar una táctica específica, como intentar tener pensamientos positivos sobre tu cuerpo, cuando estás inundado de sentimientos contrarios en ese momento. Sin embargo, una forma de avanzar, dice, es pedir comentarios constructivos sobre tu rendimiento al correr -ya sea a un entrenador, a un amigo o a un grupo de corredores- porque proporcionan una perspectiva más objetiva que tu monólogo interior.
Puede ser algo tan sencillo como chocar los cinco con los amigos después de terminar una carrera que en principio no querías hacer, o recibir felicitaciones por completar una dura sesión de intervalos o una carrera larga. Bek añade que este tipo de recompensa tampoco tiene por qué ser específica para el cuerpo, simplemente algo que mejore la sensación general de bienestar.
Si sueles correr solo, felicítate. Como señala Bek, esto podría cambiar el bucle de mensajes en tu cerebro, de la vergüenza o la crítica a la aceptación, y tu rendimiento al correr podría mejorar como resultado.

