Nombre:Allen Ye
Edad: 28 años
Ciudad de origen:
Nueva York
Profesión:
Arquitecto de la salud
Tiempo corriendo:
4 años (de forma intermitente)
Motivo para correr:
Correr me ayuda a pensar mejor, sentirme mejor y es una parte fundamental de mi rutina de fitness.


De pequeño practiqué varios deportes (béisbol, baloncesto, lacrosse), pero correr siempre se utilizaba como forma de castigo. No entendía a las personas que “disfrutaban” corriendo o que lo hacían por voluntad propia. Además, no quería tener nada que ver con correr porque me daba miedo perder el músculo que tanto me había costado ganar. (Empecé a hacer pesas en la universidad).

Pero todo cambió en 2020, cuando no tenía posibilidad de ir al gimnasio, así que decidí darle una oportunidad al running. También estaba atrapado en esa especie de burbuja de desesperanza tras acabar la carrera, sin saber muy bien hacia dónde iba mi vida, así que correr me pareció una buena manera de pasar el tiempo.

Toda mi etapa universitaria giró en torno a las asignaturas de pre-medicina y a algo más de 2.000 horas de prácticas en medicina deportiva. Naturalmente, lo lógico era presentar la solicitud para acceder a un máster o a la facultad de medicina, pero en realidad lo hacía porque era la única forma socialmente aceptada de procrastinar. (Una manera bastante pobre de emplear el tiempo, teniendo en cuenta que algunas solicitudes de ingreso a medicina parecían más exigentes que los trabajos que tenía).

Durante ese periodo, perdí dos empleos a tiempo parcial: uno haciendo demostraciones de bebidas energéticas en distintos gimnasios de Los Ángeles y otro como modelo. Así que volví a vivir en casa, sin trabajo, dedicando unas diez horas al día (ojalá estuviera exagerando) a intentar redactar la declaración personal perfecta para mi solicitud a medicina. La realidad es que simplemente necesitaba hacer algo por mi cuerpo.

Fue entonces cuando correr se convirtió en el escape perfecto para mí, tanto física como mentalmente. Algunas de mis mejores ideas surgieron durante carreras a media tarde por los suburbios de Irvine, California. Aunque me di cuenta de que lo mío no era la medicina, tengo que admitir que mi carta de motivación habría sido mucho peor si no hubiera recibido algo de inspiración creativa durante esas carreras.

Cuando empecé a correr, no tenía ni idea de cómo se debía correr realmente, así que me descargué la primera aplicación decente que encontré: la Nike Run Club. Me gustó mucho porque tenía entrenadores dentro de la app que te guiaban durante las sesiones, además de consejos útiles para medir la intensidad del esfuerzo.

Antes de eso, simplemente corría lo más rápido que podía durante tres o cuatro millas, sin ningún tipo de planificación, ni diaria ni semanal. No llegué a apuntarme a ninguna carrera, pero en noviembre de 2020 me impuse un reto personal: correr un 5K cada día. El objetivo era mejorar mis tiempos al final del mes. Así que salía y corría un 5K al máximo de mi capacidad cada día, esperando ser más rápido al tercer día. Pero en lugar de mejorar, sufrí un retroceso importante, así que no resultó ser el mejor método de entrenamiento para mí.

Creo que la mayoría de los principiantes piensan que hacer más de lo mismo les hará mejorar, cuando en realidad es la periodización lo que realmente multiplica el progreso. Yo creía que tenía que correr a alta intensidad todos los días. Me llevó dos años darme cuenta de que solo necesitaba unas pocas sesiones al máximo esfuerzo por semana, y que lo importante era hacer que los días duros fueran realmente duros y los días suaves, realmente suaves.

También me he dado cuenta de que muchos exdeportistas de instituto o universidad se inician en el running y su mayor talón de Aquiles es convertir los días suaves en días igual de intensos que los duros, y lo entiendo perfectamente. Correr cinco kilómetros a un ritmo de 10 minutos por milla, sabiendo que puedo hacerlos por debajo de siete minutos, no era algo a lo que mi mente ni mi cuerpo estuvieran acostumbrados cuando empecé.

En 2020 decidí correr una media maratón improvisada, que fue mi momento más orgulloso como corredor. Para el Allen que nunca había superado las nueve o diez millas en una salida, recorrer 13,1 millas era casi un número mitológico.

Para esa carrera, no seguí ningún entrenamiento en condiciones, ni llevé geles ni agua (el mayor error que cometí ese día). Solo era yo, mi móvil, unos AirPods y mis nuevas Nike AlphaFlys naranja fosforito. Como era de esperar, mi primera media maratón terminó conmigo con calambres y totalmente agarrotado justo frente al Chipotle que estaba a poco más de kilómetro y medio de mi casa. No volvería a correr más de 10 millas seguidas hasta marzo de 2022.

Dejé de correr casi por completo en abril de 2021 cuando volví al gimnasio. Sin embargo, el running volvió a encontrarme cuando me apunté a participar en la Birthday Series, una carrera de relevos de 211 kilómetros desde Montauk, Nueva York, hasta Times Square, en junio de 2023. Corrí entre 40 y 48 kilómetros en esa carrera. Pasé de correr entre 16 y 32 kilómetros a la semana de forma irregular (entre marzo y mayo de 2023) a superar los 80 kilómetros semanales durante el verano.

Más recientemente, el pasado abril, corrí mi primer maratón: el Big Sur International Marathon. Todo iba bien y estaba en ritmo para terminar en 3 horas y 15 minutos, hasta que mi cuerpo entero empezó a acalambrarse al final del kilómetro 35, y mi ritmo pasó de 4:40 por kilómetro a más de 9:20. Recuerdo que llegué a un tramo de 2,4 kilómetros (del kilómetro 37 al 39) y fue el tramo más largo de mi vida.

Esos kilómetros parecían no tener fin, lo cual contrastaba muchísimo con la sensación de ligereza que había tenido en los kilómetros anteriores. Recuerdo que me detuve por completo y pensé: “Igual tengo que tumbarme en este arbusto”, porque las piernas me dolían tanto por los calambres que apenas podía moverme.

En el pico de mi preparación para ese maratón, corría cinco días a la semana por Central Park y acumulaba más de 80 kilómetros semanales por sus colinas onduladas, pero ni siquiera eso fue suficiente para aclimatarme del todo al terreno de Big Sur.

Aun así, estoy totalmente preparado para más carreras en el futuro. Tengo pensado volver a correr en Big Sur en 2025, ya que quiero quitarme la espina, pero también me gustaría participar en pruebas más cortas entre medias.

En este momento de mi vida, disfruto del yoga, el pilates, el running, el powerlifting y el culturismo. Aun así, correr es lo que más me ha hecho crecer como pensador: soy capaz de resolver problemas mientras corro y a menudo encuentro soluciones nuevas, creativas o distintas formas de ver aquello que me está preocupando. Por eso, ¡le estoy muy agradecido!


Estos consejos han hecho que mi experiencia corriendo sea un éxito:

1. Tómatelo con calma

Nunca me gustó correr hasta hace unos años, porque siempre asociaba “correr” con “esprintar”, ya que ese era el castigo que nos ponían si fallábamos demasiados tiros libres en un partido o si se nos escapaba una bola durante un entrenamiento de lacrosse.

Fue cuando me uní a un club de corredores, hace un año, cuando me di cuenta de que correr no es solo esprintar, y que puede ser una actividad agradable y social, tanto si la haces acompañado como si corres en solitario.

2. Acepta el fracaso

Puedes hacer todo correctamente durante el entrenamiento y aun así no obtener los resultados que esperabas. Lo bueno del running es que puedes cometer errores sin que haya consecuencias graves ni duraderas. Y eso te permite aplicar esa misma filosofía a otras áreas de tu vida.

3. Desarrolla una mentalidad de atleta

Hayas sido o no deportista en tu infancia, el acuerdo que haces contigo mismo al empezar a correr es que te conviertes en atleta. Si quieres tener la oportunidad de mejorar, debes empezar a tratarte con respeto: buena alimentación, descanso adecuado y revisiones médicas. Ya sea que quieras correr más rápido, más lejos, con más frecuencia o simplemente estar preparado para salir a correr en cualquier momento, tienes que darle a tu cuerpo el respeto que se merece, porque el running puede dejar al descubierto rápidamente cualquier carencia en tu salud.

4. Invierte en un buen par de zapatillas

Consigue unas zapatillas decentes que aguanten muchos kilómetros. No te compres el modelo más caro que veas por internet pensando que eso te hará mejor corredor, porque aunque pueda parecerlo al principio, esos efectos están muy sobrevalorados.

5. Busca apoyo

Sigue un plan de entrenamiento, una app, un entrenador o encuentra un compañero de running. Si nada de eso encaja contigo, ¡únete a un club de corredores! Los clubes realmente ayudan a que correr sea más divertido, con el beneficio añadido de la responsabilidad compartida. Normalmente sabes cuándo y dónde es la salida, y lo único que tienes que hacer es presentarte. (Uno que me gusta especialmente es Endorphins Running).

6. Mantén la mente abierta

Si estás intentando mejorar tu salud y tu bienestar, mantén la mente abierta al probar cosas nuevas. Si piensas en tu salud como una filosofía en lugar de un conjunto rígido de normas, descubrirás que puedes ir tomando ideas de aquello que disfrutas y construir tu propia versión de la salud, una que sea sostenible en el tiempo.


El equipo imprescindible de Allen

Normatec 3 Legs: Las uso después de cada tirada larga y, de vez en cuando, antes de dormir. La sensación de tener las piernas comprimidas tras un entrenamiento intenso es realmente agradable, y casi siempre me obliga a relajarme (lo cual viene genial antes de acostarme).

Mito Red Light: Intento hacer todo lo posible para prevenir lesiones. Utilizo mi dispositivo de luz roja en casa sobre las zonas que me dan molestias, así como en algunas áreas clave como parte del calentamiento. Normalmente dedico unos cinco minutos por pierna antes de una salida larga.

Hoka Mach 6: Han sido mis zapatillas de batalla estos últimos meses (ya casi llevo 320 kilómetros con un solo par). Me encantan tanto para entrenamientos en pista como para tiradas largas. Simplemente cumplen con su función.


Vía: Runner's World US
Traducido y editado por Gustavo Higueruela
Headshot of Emily Shiffer
Emily Shiffer
Escritor independiente
Emily Shiffer ha trabajado como escritora durante más de 10 años, cubriendo desde salud y bienestar hasta entretenimiento y celebridades. Anteriormente formó parte del personal de las revistas SUCCESS, Men's Health y Prevention. Sus escritos independientes han aparecido en Women's Health, Runner's World, PEOPLE y más. Emily se graduó de la Universidad Northwestern, donde se especializó en periodismo de revistas en la Escuela de Periodismo de Medill y se especializó en musicología. Emily reside actualmente en Charleston, Carolina del Sur, y disfruta enseñando barre, surfeando y dando largos paseos por la playa con su perro salchicha en miniatura, Gertrude.