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"Señor Evans, está gordo. Tiene dos opciones: perder peso o morir".
Esas fueron las palabras que le dijo su médico a Martinus Evans en 2012. En ese momento, pesaba unos 163 kg y, con determinación, creó una tercera opción: decidió correr un maratón. Ese mismo día compró un par de zapatillas de correr y se subió a una cinta de correr. El resto, como dicen, es historia.
Desde esa cita médica hace más de una década, Evans ha fundado el Slow AF Run Club, una comunidad con más de 10.000 miembros en todo el mundo, ha sido destacado en medios como The New York Times y Men’s Health, e incluso ha aparecido en la portada de Runner’s World US. Con 84.000 seguidores en Instagram – @300poundsandrunning – se ha convertido en una voz para los corredores "de cola del pelotón", animando y empoderando a quienes pensaban que correr no era para ellos y luchando por la inclusión de tallas en el deporte.
Ahora, con 36 años, este neoyorquino ha publicado su primer libro, Slow AF Run Club: The Ultimate Guide for Anyone Who Wants to Run, que nos recuerda que el ritmo y la talla no importan realmente: lo que importa es cómo cruzas la línea de meta.
El camino de Evans no ha sido fácil. "Corría mayormente solo y enfrenté casi todo lo que te puedes encontrar en la carretera abierta", escribe en su libro. "Me han abucheado personas en coches y bicicletas, e incluso he sido acosado por espectadores en las carreras. Me han parado incontables veces para preguntar cuánto peso he perdido (eso no es asunto de nadie, y además, esto no es un viaje para perder peso). Amigos y familiares me han preguntado por qué participo en 'deportes de blancos'. He participado en carreras en las que he llegado DFL (último maldito). He corrido carreras en las que me perdí porque empezaron a quitar las señales de la ruta. He corrido carreras en las que se acabó el agua y las medallas para los que llegamos últimos, sin estar preparados para los corredores más lentos de la cola del pelotón. He escrito una carta abierta en nombre de los que vamos al final del pelotón, y la respuesta fue 'pierde peso y corre más rápido'".
A pesar de todo esto, Evans descubrió que realmente disfrutaba correr. "A pesar de estos obstáculos, sigo amando correr carreras. ¿Por qué? Porque cruzar la línea de meta, sin importar los desafíos que enfrentes, siempre te convierte en un atleta más, no menos", dice. "Llegaste y conquistaste... y eso es algo de lo que estar orgulloso. Es tan gratificante y vale la pena. He conocido amigos para toda la vida gracias a las carreras y he viajado a lugares a los que nunca habría ido si no fuera por correr".
Su libro —que está dedicado tanto a los miembros del Slow AF Run Club como a cualquiera que se haya sentido demasiado gordo, demasiado mayor o demasiado (rellena el espacio) para convertirse en corredor— es, en esencia, una guía para quien alguna vez se haya sentido fuera de lugar. Está lleno de anécdotas divertidas y personales de su propio camino como corredor, además de consejos que van desde cómo desarrollar una mentalidad de atleta hasta mejorar la técnica de carrera, pasando por recomendaciones sobre nutrición y equipamiento (sí, necesitas unas zapatillas nuevas).
Pero lo que más nos gusta de este libro es la honestidad refrescante de Evans. Se abre sobre las realidades de ser un corredor negro en un deporte dominado por blancos —y cómo ser un aliado— y responde a todas las preguntas que un corredor principiante pueda tener (por muy tontas o pequeñas que parezcan), desde '¿Cuántos días de descanso puedo tomar antes de perder forma física?' hasta 'Acabo de comprar unas zapatillas nuevas en la feria y quiero usarlas en la carrera. ¿Debería?' y '¿Cómo supero el síndrome del impostor?'.
Nos encantó especialmente cómo explica cómo vencer al ‘monstruo de las rozaduras’, porque, como él dice, "tanto si eres grande como pequeño, tu piel y/o la ropa se rozarán mientras corres. Sin lubricante que facilite el movimiento o proteja la piel, el Monstruo de las Rozaduras vendrá a visitarte. Es solo cuestión de tiempo".
Así que, si buscas un poco de inspiración para calzarte las zapatillas, recuerda el consejo de Evans: "Nadie puede correr esos kilómetros por ti. Nadie puede poner un pie delante del otro salvo tú. Nadie puede cruzar la meta por ti. Tú y solo tú controlas tu destino. Tienes todo lo que necesitas para ser corredor".
